Habrás escuchado la expresión «la realidad siempre supera a la ficción», pues bien, eso precisamente es lo que parece que estamos viviendo en la actualidad con toda la crisis mundial desatada por el coronavirus con cuarentena mundial incluida.
Lo más importante que queremos que leas sí o sí, por favor, aíslate tú y tu familia lo máximo posible.
A nuestra memoria cinéfila nos vienen escenas de clásicos del cine que ya han tratado temas similares: Contagio (Steven Soderberg, 2009), Estallido (Wolfgang Petersen, 1995), Doce monos (Terry Gilliam, 1995). O por qué no: The Walking Dead. Pero, no nos pongamos apocalípticos tan pronto.
Es cierto que la globalización ha provocado que una enfermedad localizada en China se haya extendido muy rápido a todas las partes del mundo, incluyendo España. Pero, no seamos alarmistas, esta enfermedad está provocada por un virus, como los muchos a los que nos enfrentamos año tras año. Es cierto que al tratarse de una enfermedad nueva, las autoridades están trabajando para contenerla —y hacen muy bien— y que no tengamos unas consecuencias peores. Lo importante: mantener la calma que sabemos todos los que estamos aquí sabemos lo que se viene ¿no?.
El coronavirus, también conocido como COVID-19, es un virus que surgió a finales de 2019 en la, ya conocida por todos, provincia de Wuhan (China). Sus orígenes todavía son desconocidos y existen multitud de teorías conspiranóicas al respecto. Parece que la teoría más lógica apunta al tratamiento inadecuado de una serie de animales exóticos en un mercado local y a comérselos así, tal cuál, cómo nosotros nos comemos unas moras en el bosque.
Los efectos más destacables afectan a nuestro sistema respiratorio, y puede ir acompañada de otros síntomas muy parecidos a los de una gripe o un resfriado. Destacados síntomas como: fiebre, tos, flemas y cansancio.
Si quieres contemplar el fin del mundo lo puedes hacer direcamente en este mapa virtual del mundo infectado.
Vivir en cuarentena
Como tantas veces hemos visto en el cine o en televisión, una de las primeras medidas lógicas parece el confinamiento en refugios o casas. Es la medida preventiva más efectiva: cuánto menos contacto con otras personas, menos riesgo de que el virus se propague.
Las autoridades de todo el mundo, incluida España, han optado por realizar algunas recomendaciones, entre ellas, la de mantenernos en casa el mayor tiempo posible y evitar desplazamientos innecesarios. Que divertido resulta ver como los padres o madres disfrutan de sus hijos sin colegio en los parques de bolas y centros comerciales, todo muy lógico. China puso a prácticamente todo el páis en cuarentena, Italia lo acaba de realizar recientemente Nueva York lo hizo a todo un barrio.
Todos debemos aportar nuestro granito de arena, así que permanecer en nuestras casas más tiempo del debido es un pequeño sacrificio que deberemos aceptar. Aunque, es cierto que un confinamiento de varios días —como el sucedido en varias regiones de China— puede provocar algunos efectos en nosotros: cambios de humor, irritabilidad, sensación de vacío o ansiedad.
Así lo manifiestan algunos ciudadanos chinos, los cuales fueron los primeros que fueron obligados a confinamientos forzosos, los cuales se extendieron durante varias semanas.
Algunos medios de comunicación, van más allá, y analizan como algunos sectores sociales más desfavorecidos han tenido que «saltarse voluntariamente» esos mandatos ya que sus actividades profesionales no les permiten, entre otras cosas, trabajar desde casa. Es el caso de propietarios de pequeños negocios, especialmente alimentación, o colectivos como taxistas. Muchas de estas personas se han tenido que poner en riesgo para tratar de mantener su negocio abierto y su principal fuente de ingresos.
De nuevo, los gobiernos de los países se hallan colaborando para paliar estos efectos adversos en la economía, sobre todo, para esas personas que pertenecen a sectores más desfavorecidos o a trabajos más precarios.
Pero, también a nivel macroeconómico, las autoridades están tratando de frenar una crisis financiera incipiente, motivada por la inseguridad de los inversores. Bolsas como la estadounidense han realizado inyecciones de liquidez para recuperar la confianza de los inversores y que los activos no se desmoronen. Como siempre, la calma es una sabia consejera, más aún en los mercados bursátiles sobre los que pivotan nuestras economías globales.
Hace unas semanas, publicamos en nuestro blog un artículo —no ausente de cierto tono desenfadado— sobre qué provisiones serían necesarias para un posible apocalipsis:
En España han surgido algunas noticias sobre supermercados que han quedado prácticamente vacíos ante el pánico de muchas personas, tal es el caso de la ciudad Madrid, la cual presenta el mayor número de contagiados.
Cierto carácter previsor nunca está de más, pero, las autoridades españolas han asegurado oficialmente que la cadena de suministro no está en peligro, por lo que los supermercados y tiendas de conveniencia seguirán ofreciendo todo tipo de productos. Nosotros sabemos que el problema esta que estas recomendaciones caen en saco roto y es mejor adelantarse que lamentar quedarse sin ciertos alimentos si más adelante hay cuarentena, y se colapsa el sistema, por incrementarse exponencialmente los infectados.
De momento, y salvo que oficialmente se comunique lo contrario, no debemos dejarnos llevar por el pánico. Algo que sí ha sucedido en otros países como Alemania en los que incluso se ha notificado una lista de la compra que nos permitiría permanecer encerrados en nuestros domicilios al menos durante 10 días.
Repercusiones económicas
Todas estas consecuencias que estamos comentando, se podrían resumir en que el coronavirus ha supuesto y supondrá un golpe duro para las economías de todos los países. El miedo y la inseguridad son los que a menudo hacen tambalear los mercados así como la confianza de los inversores y demás agentes económicos.
En ocasiones, este miedo irracional provoca más daño que las consecuencias directas y reales de un acontecimiento, como un virus en este caso o nuestro querido Apocalipsis.
Lo cierto es que el cierre de algunas fronteras sí que afecta al transporte internacional de mercancías y a otros sectores como pudieran ser el turismo, uno de los motores de la economía española.
En España se ha anunciado la cancelación de todos los vuelos con conexión a Italia, lo cual es una medida preventiva que seguro que ayudará a frenar la propagación, después de haberle dejado entrar libremente, pero que lógicamente tiene consecuencias económicas en algunos sectores: hostelería, compañías aéreas, transportes, etc.
De nuevo, el gobierno debe ser el responsable de rescatar estas economías y ayudar en la medida de lo posible a las personas que están sufriendo las consecuencias.
Por ejemplo, en países como Italia se está permitiendo que ciertos colectivos que viven en zonas aisladas dejen de pagar determinados tributos o la factura de suministros como luz o agua.
Lo mismo sucede con los pequeños empresarios o los autónomos (que en España suponen una parte muy importante de nuestro tejido empresarial), que están obteniendo importantes ventajas fiscales con el fin de reducir al mínimo las pérdidas que esta crisis mundial está provocando
Es en momentos como este, en los que la protección o el intervencionismo del Estado parece que debe desempeñar un papel fundamental.
Algunas agencias externas como S&P Global ya sitúan que habrá un retroceso en el crecimiento del PIB en nuestro país, pasando del 1,6% al 1,3%.
Además de las consecuencias más evidentes, hay que destacar que industrias como la de automoción, tecnológica, la de juguetes y ropa; se están viendo afectadas. Debido a que no se producen los intercambios de materias primas y componentes para desarrollar el proceso de producción al completo.
Además del sector hospitalario o médico que necesitan más trabajadores y ven mermadas su capacidad de trabajo debido a estar en contacto directo con la enfermedad, otros sectores están sufriendo las consecuencias. Es el caso de los relacionados con el ocio o los deportes. Partidos que se jugarán a puerta cerrada, competiciones o espectáculos cancelados: además de crear desencanto entre la población, también provocan pérdidas millonarias para las empresas que gestionan este tipo de eventos.
Pero queremos acabar el artículo arrojando luz sobre este asunto. La buena noticia es que los países están tomando verdadera conciencia del problema y no escatiman en medidas preventivas que ayuden a controlar el virus: cierres temporales de colegios, transportes o comunicación de recomendaciones. Además, en Wuhan, y otras zonas limítrofes, las cifras de contagiados no es que se estén frenando, sino que por fin están comenzando a descender.
Es muy alto el porcentaje de personas que consigue sobrevivir a la enfermedad y la mayoría de casos de defunción está provocada por complicaciones de salud previas y muy graves o por pertenecer a un segmento de la población de avanzada edad.
No debemos alarmarnos ni dejarnos llevar por el pánico, si todos cooperamos y cumplimos las recomendaciones que hacen las autoridades esta crisis pasará, esperemos que muy pronto, de este modo, todos podremos volver a la rutina de nuestro día a día: nosotros a hablar de esos temas relacionados con zombies que tanto nos gustan. ¡Ánimo y mucha paciencia!
